martes, 19 de noviembre de 2013

La muerte de Montesquieu: Separación de poderes fallida

Que vivimos dentro de un sistema bipartidista es algo más que conocido por todos, pero que este sistema de partidos se expande hasta todos los recovecos del poder, no es algo que sea de dominio público.
Y aquí se me plantea una duda, que existencial o no, me parece interesante cuanto menos ¿Existe la tan aclamada separación de poderes en España?

La propia Constitución española de 1812 ya afirmaba la separación de los poderes (legislativo-Las cortes, Ejecutivo-Rey, Judicial-Tribunales) claramente en tres artículos diferenciados (art.15,16 y 17) También la Constitución de 1869 delimitaba las funciones de los organismos del Estado, para separar los poderes ( (art 34,35 y 36) Legislativo-Las Cortes, Ejecutivo- Reside en el Rey pero lo ejercen los Ministros, Judicial-Tribunales)
Pero si queremos encontrar el termino de separación de poderes en la Constitución de 1978 (la actual y vigente), no podremos encontrar ningún artículo específico, sino que debemos entender que esta implícitamente definido dentro de muchos de los artículos de la propia Constitución.
Y puede que de aquí venga el problema. Parece que necesitemos unas normas bien rígidas en este país, por que aquí nada vale, menos lo que esta explícitamente escrito en nuestras leyes. No cabe el sentido común y el raciocinio.

Algunos pensarán que me olvido del proceso de Controles y Contrapesos (Check and Balances) dentro del sistema. Este dicho proceso, se basa en la concepción siguiente: Aunque los tres poderes  estén separados, (legislativo, ejecutivo y judicial) debe haber lazos de conexión y unión entre ellos.
De esta manera se evita que ningún poder crezca sobre otro y pueda eclipsarlo todo, desestabilizando el sistema. Sería como algo parecido a vigilar al vigilante. Dicho en otras palabras, evita la concentración de poder y da equilibrio a la estructura del Estado.

En su sistema, los anglosajones lo llaman Check and Balances.
Pero aquí la cosa cambia, y no precisamente por el nombre, sino por el propio sistema.
En España, yo lo definiría como ESTRANGULAR la esencia de la separación de poderes. 
Este concepto que tanto promulgaron Montesquieu, Locke, Rousseau,... parece que se les olvidó a los creadores de la Constitución de 1978, y más cuando tenían que prever la cantidad de poder que se le estaba otorgando al legislativo y al ejecutivo.

Pues bien, hoy día 19 de Noviembre, se reunen nuestros queridos amiguitos, los políticos del Congreso, para llegar a un acuerdo sobre la renovación del CGPJ (en conjunto con el Senado). Si, han leído bien. Son los políticos los que "colocan" a los jueces que formarán los órganos judiciales superiores. Desde el Tribunal Constitucional, pasando por el CGPJ, (Consejo General del Poder Judicial) hasta indirectamente el Tribunal Supremo.
Podríamos decir que el Tribunal Supremo es un ente judicial independiente, pero la elección de los miembros de este Tribunal, recae en el CGPJ, (que como ya hemos mencionado, están elegidos por el Congreso de los Diputados)
El Fiscal General lo propone el Gobierno de turno, y ni siquiera el Defensor del Pueblo puede librarse de estas elecciones "a dedo".

Después de ver estas "uniones y relaciones" entre los 3 poderes, puedo concluir que más que un sistema de pesos y contrapesos, estamos ante un sistema político oligarca que solo es posible en función de la rentabilidad que sacan algunos. 

¿Cómo vamos a pensar que un Fiscal General que es elegido por el Gobierno X, luego pueda abrir investigaciones sobre presuntos delitos al mismo partido político que lo eligió? ¿O cómo vamos a creer que el Tribunal Constitucional (que 10 de sus 12 miembros son escogidos por el Congreso y el Senado, o sea, por políticos) pueda fallar en contra de los ideales que promulgan los partidos mayoritarios, que han sido quienes los han elegido? 
Esta gente no suele morder la mano que les da de comer, y sinceramente afirmo, que la situación en España es el reflejo profundo de nuestro sistema.

La separación de poderes se presenta, por lo tanto, como elemento principal del constitucionalismo moderno y como característica inamovible de la democracia.
Pero tal y como hemos visto, en España carecemos de separación de poderes efectiva.

Entonces, ¿estamos viviendo en una democracia de verdad?


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